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Los Romanov: ADN al servicio de la historia
25 octubre, 2023 @ 6:00 pm - 7:00 pm
En 1918, durante la Revolución Rusa, el Zar Nicolás II, su esposa Alejandra y sus hijos fueron asesinados. Sin embargo, estos hechos se ocultaron; nunca hubo confirmación oficial, dando lugar a numerosas versiones, incluso la posibilidad de que una de las hijas había sobrevivido: la Gran Duquesa Anastasia. Todas estas hipótesis, se han mantenido durante la mayor parte del siglo XX porque los cuerpos nunca aparecieron.
En 1992, en las afueras de Ekaterimburgo (cerca de los montes Urales), se exhumaron unos restos óseos que podían pertenecer a la familia imperial. Todos presentaban impactos de balas y corrosión por ácidos. También se encontraron fragmentos de cerámica que podían haber contenido alguna sustancia corrosiva. Se realizaron pruebas antropológicas, morfológicas, odontológicas y arqueológicas y se planteó el estudio genético, aunque había poca experiencia en el análisis del ADN sobre muestras tan antiguas y tan deterioradas. Por otro lado, hubo que examinar genealogías para encontrar parientes vivos de la familia Romanov y poder establecer la comparación del ADN.
Las pruebas de ADN parecían confirmar que los esqueletos pertenecían a la familia Romanov, pero faltaban dos cuerpos en la fosa común (el del heredero, el Zarevich Alexei y el de una de las hijas del Zar). Estos resultados y las múltiples dificultades técnicas, generaron la polémica: Algunos sectores de la Iglesia Ortodoxa Rusa y algunos miembros de la familia Romanov se plantearon dudas sobre la autenticidad de los restos y la fiabilidad de las pruebas.
En 2007, se encontraron unos nuevos restos óseos a 70 metros de la primera excavación, aunque estaban muy fragmentados y sometidos a distintos tipos de destrucción (incluida la incineración). Los análisis de los segundos restos fueron realizados en tres laboratorios independientes (Rusia, Europa y EEUU). También se repitieron los análisis sobre las muestras recuperadas en 1992. En el año 2009, se publica el informe final conjunto con las conclusiones: se trataba de los dos esqueletos que faltaban en la fosa común. Los análisis han continuado, hasta el año 2015 incluso recuperando piezas del Museo del Hermitage (San Petersburgo) y exhumando restos de familiares directos del Zar. También se han realizado peritajes jurídico- históricos y de archivos.
En el año 2020 el Comité de Investigación de Rusia (CIR) el principal instituto de investigación criminal del país, reconfirmó que, tras 37 análisis forenses, que los huesos pertenecían a la familia real.
En la actualidad más de tres décadas después de los primeros análisis, La Iglesia Ortodoxa sigue sin pronunciarse sobre la autenticidad de los huesos y se ha creado una Comisión junto a la Casa imperial Rusa y un Comité de Expertos para seguir investigando. La controversia continúa.
Co-organizado:
Ponente:
Dra. Ana Gremo
Biologa forense